Por qué te dije adiós

Mirando atardecer…
Me lleno de recuerdos.
El sol es un tizón incandescente
hundiéndose allá en el horizonte,
y tu recuerdo me sigue atormentando.
Me arde la entrepierna al recordar tu boca
y como hundía mi tizón en tu garganta
hasta quedar exhausto, y otra ves.
Con lengua y labios sabios
hacías que repitiera la proeza
y te volvía a llenar con mi semilla.
¿Por qué te dije adiós?
Yo no lo entiendo.
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