El merolico

No lo se, pero es algo que me anda dando vueltas
si me sigo esperando a que me llegue…
Ese; El Editor de mis sueños y quimeras
seguro que inédito me quedo.
Así que a la liza los valientes
y lo haré como Whitman,
que vendía sus escritos casa en casa.
Pero no se, mis huesos ya no dan para esos trotes
eso de andar, andando los caminos
y sufriendo los fríos y sinsabores
de que me den con la puerta en las narices.
Haré como en mi infancia, cuando llegaba el Circo
imprimir mis escritos y hala; repartirlos,
saliendo de los templos,
al terminar las Misas, los domingos.
O mejor; subiré al colectivo y venderé mis versos
y cantaré igual que el merolico.
¡Quien me compra unos versos a la madre!
Unos para tu novia, jovencito.
Hay que saber la vida,
conocer al que sufre y al que ríe
que el mundo sepa que vivir es bello.
Para eso mi amigo… Son los versos
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