A mi cuando era niño

Una Carta de ayer:
Ayer al no tener computadora, se me ocurrió revisar documentos antiguos y cosas olvidadas en el baúl de viejo.
Sorpresa mayúscula encontré; entre tanto trebejo, mi pluma y mi tintero, si no se asombren. El recado de escribir como diría mi Abuela, el antiguo secante de escritorio, las plumas y el puntero y una joya invaluable; mi tintero.
Que recuerdo imborrable de mis primeros días en el viejo Colegio, el Luz Savignón de los Maristas. Así que decidí; hoy será un día para el recuerdo.
A Tacubaya pues a recorrer sus calles, la vieja Iglesia que hoy la veo tan pequeña apenas mayor que una capilla y entonces en aquellos ayeres.
Me parecía tan grande e imponente como una Catedral, y mi calle, es más mi calle ya no existe a donde se fueron los viejos edificios, la Mansión de los Sánchez el convento de Monjas Pasionistas y la calle privada ahí en el 18 donde tanto jugara.
Hasta el viejo empedrado ya no existe mucho menos los charcos, de donde las golondrinas tomaban el barro para construir sus nidos.
Al no encontrar ya nada retorné a mis recuerdos y sentado a mi mesa tomé pluma y tintero y he empezado esta carta.
A Mi, cuando era niño:
¿Te recuerdas Eugenio?
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