Ayer pasé al lugar de los encuentros
y recordé el segundo que tuvimos.
¿Lo recuerdas Mujer?… De los altos tacones,
el liguero rojo y el vestido negro.
El rosetón de plata, sobre el muslo,
para mostrar la carne y el liguero
Si que estabas vestida. ¡Para matar mi ego!
Y dar satisfacción a tu capricho.
Te plantaste de frente, abriéndote el abrigo
para mostrar lo corto del vestido
la elegante curva de tus piernas
y la rotunda morbidez del cuerpo.
Deslumbrante que estabas lo recuerdo.
Te pusiste de espaldas y solo. Con un dejo
dejaste que el abrigo resbalara.
Con el garbo que tienen las gitanas
Para perder las prendas.
Y después me pediste; ¡Desabrocha!
Sin dilación baje la cremallera
y resbale el vestido de tus hombros
deslumbrado quedé con la blancura
y la tersura sin mancha de tu dorso
y ya no pude más. ¡Fue demasiado!
Cruce mis brazos rodeando tu cintura
para tomar tus pechos…
E hincando mis dientes en tu cuello
te murmuré al oído… Ya te tengo Mujer…
¿De lo demás? Hay niebla en mi memoria.
Tu sabes que yo soy; un Caballero.